En los años 90, Apple revolucionó el mercado con sus monitores AppleVision, dispositivos que integraban audio y video en un solo aparato. Estos monitores CRT, especialmente el AppleVision 1710AV, pesaban hasta 27 kilos y estaban equipados con una pantalla Trinitron de 17 pulgadas, altavoces estéreo, micrófono y controles físicos frontales. Ofrecían una experiencia multimedia única para la época, permitiendo al usuario no solo ver, sino también escuchar y sentir el contenido de manera integrada.
El AppleVision 1710AV destacaba por su sonido de alta calidad y su capacidad de resolución, que iba de 640×480 a 1280×1024 píxeles, compatible tanto con Mac como con PC. En 1995, su precio era de 1.159 dólares, un coste elevado que reflejaba su avanzada tecnología. En 1997, Apple mejoró esta línea con los modelos ColorSync, que ofrecían calibración automática de color, consolidando su liderazgo en la gestión del color y la creación multimedia.
Aunque Apple discontinuó la marca «AppleVision» en 1998, estos monitores se han convertido en objetos de culto entre los coleccionistas, alcanzando precios de hasta 4.000 dólares en subastas. Los monitores AppleVision demostraron que la innovación de Apple no solo se basaba en especificaciones técnicas, sino en ofrecer experiencias completas que transformaban la forma de interactuar con la tecnología.
Hoy en día, el legado de estos monitores se refleja en productos como la Studio Display y las Vision Pro, manteniendo el mismo espíritu de crear experiencias inmersivas. Los AppleVision no solo mostraban píxeles, sino que envolvían al usuario en una experiencia sensorial completa, sentando las bases para futuras innovaciones de Apple.
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