Un avance revolucionario en la ingeniería robótica ha permitido que una inteligencia artificial (IA) desarrolle por sí misma un sistema de comando y control para drones autónomos, sin intervención humana directa. Este sistema, denominado WebGCS, es una estación de control basada en navegador que se aloja directamente en el dron, y ha sido capaz de planificar misiones, ejecutar vuelos mediante waypoints, y realizar funciones críticas como aterrizaje y despegue automático, todo sin una sola línea de código escrita por humanos.
La investigación, liderada por Peter J. Burke de la Universidad de California en Irvine, muestra que la IA puede generar todo el código necesario para operar un dron tanto en simulación como en vuelo real. WebGCS actúa como una corteza cerebral digital, mientras que el firmware de vuelo, Ardupilot, se asemeja al tronco encefálico, manteniendo la estabilidad básica del dron.
La creación de este cerebro autónomo se desarrolló en cuatro etapas, comenzando con modelos limitados y evolucionando hasta una versión completamente funcional, desplegada en drones reales y simulados. La IA generó un sistema de unas 10.000 líneas de código, diseñando incluso la arquitectura del mismo con un backend en Python/Flask, comunicación con drones usando PyMAVLink y un front-end interactivo.
Aunque los resultados de vuelo y simulación fueron exitosos, la ausencia de revisión humana en el desarrollo del software presenta riesgos, especialmente en contextos críticos. A pesar de las pruebas en entornos seguros, aún no existen protocolos claros para validar el código generado por IA en situaciones reales. Este avance sugiere un futuro donde las capacidades humanas pueden ser igualadas o incluso superadas por la IA, acercándonos a escenarios que recuerdan a la ciencia ficción.
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