Los aranceles del 100% impuestos por Donald Trump a los chips importados han sacudido la industria tecnológica. La medida busca incentivar la producción de semiconductores en Estados Unidos, eximiendo de este impuesto a las empresas que fabriquen en el país. Apple, en respuesta, ha incrementado su inversión en EE.UU. en 100.000 millones de dólares, beneficiando a socios como Samsung, que fabricará sensores de imagen para futuros iPhones en Texas. Este acuerdo perjudica a Sony, que hasta ahora era el proveedor exclusivo de estos componentes para Apple. Las acciones de empresas japonesas cayeron, mientras que las de Samsung y TSMC subieron debido a sus inversiones en EE.UU. Esta política proteccionista podría redefinir el mapa de la industria tecnológica.
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