El Primer Ministro de Suecia, Ulf Kristersson, ha generado controversia al admitir que utiliza herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT para obtener una «segunda opinión» en sus decisiones gubernamentales. Kristersson, líder del partido Moderado, explicó que recurre a la IA para explorar alternativas y entender enfoques diferentes en sus decisiones.
La declaración ha provocado reacciones negativas, especialmente entre expertos en tecnología y seguridad, quienes advierten sobre los riesgos de depender de la IA para manejar información sensible. Simone Fischer-Hübner, investigadora de la Universidad de Karlstad, subrayó los peligros de compartir datos delicados con plataformas de IA. Sin embargo, el Gobierno sueco asegura que no se maneja información sensible a través de la IA, utilizándola solo como referencia general.
Por otro lado, Virginia Dignum, profesora de inteligencia artificial en la Universidad de Umea, destaca que la IA no puede ofrecer opiniones políticas auténticas, ya que solo reproduce las perspectivas de sus programadores y fuentes de entrenamiento. Dignum advierte sobre el riesgo de confiar excesivamente en estas herramientas para decisiones políticas importantes.
La polémica se suma a otros incidentes tecnológicos recientes relacionados con Kristersson, como la exposición de su ubicación a través de la aplicación Strava, que registraba los movimientos de sus guardaespaldas. Estos eventos han intensificado el debate sobre la seguridad y la fiabilidad de la tecnología en el ámbito gubernamental.