Google Maps, utilizado por millones para planificar rutas, carece de una función crucial: evitar zonas inseguras. Aunque la aplicación es eficiente al calcular tiempos y evitar peajes, no informa sobre áreas de alta criminalidad, algo esencial para quienes exploran ciudades desconocidas. A pesar de ser consciente del problema, Google no ha implementado una solución, a pesar de enfrentar demandas por incidentes relacionados.
La inteligencia artificial tampoco ha sido útil en este aspecto. Intentos de usar herramientas como ChatGPT para identificar áreas peligrosas han fracasado, dejando a los usuarios sin opciones confiables. Hasta que Google Maps aborde este déficit, los viajeros deben estar atentos al entorno y decidir manualmente si desean modificar su ruta por motivos de seguridad.