Un coleccionista de móviles antiguos intenta volver a un teléfono básico para desconectar, pero se encuentra con problemas de calidad en llamadas. Su colección, que incluye clásicos como el Nokia 3310 y el Razer V3, depende de la red 2G, que hoy en día ofrece una cobertura deficiente. Los teléfonos antiguos tienen altavoces y micrófonos deteriorados, complicando las comunicaciones. Tras experimentar con varios modelos, el coleccionista elige una BlackBerry 9720, que, aunque ya no ofrece servicios avanzados, permite realizar llamadas de calidad gracias a auriculares Bluetooth modernos. Esta experiencia revela que, aunque estos dispositivos han sido superados tecnológicamente, todavía pueden servir para un «detox» digital, siempre que se resuelvan las limitaciones actuales. Sin embargo, muchos de estos móviles se han convertido en piezas de museo debido a su funcionalidad reducida.
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