
Amazon ha comprado la startup Bee, conocida por desarrollar una pulsera inteligente que utiliza inteligencia artificial para escuchar constantemente las conversaciones y el entorno de sus usuarios. Esta smartband pretende facilitar la vida diaria al organizar agendas, crear resúmenes de conversaciones, enviar recordatorios, gestionar notificaciones y más, todo mediante un micrófono siempre activo. Sin embargo, la adquisición ha reavivado las preocupaciones sobre la privacidad, ya que la pulsera también capta información de personas cercanas al usuario, sin su consentimiento.
Bee asegura que no almacena grabaciones ni utiliza los datos para entrenar modelos de IA, pero la compra por parte de Amazon genera dudas sobre posibles cambios en las políticas de privacidad. La posibilidad de que la información captada por estos dispositivos sea utilizada de otras maneras preocupa a muchos, especialmente en un contexto donde la privacidad es cada vez más difícil de proteger.
El interés de Amazon en Bee refleja una tendencia creciente en la industria tecnológica de integrar la inteligencia artificial en dispositivos más allá de los smartphones, con los wearables como nuevo objetivo. La pulsera de Bee, con su escucha activa y precio accesible, podría popularizar el uso de IA en la vida cotidiana, aunque el debate sobre la privacidad sigue vigente. Otros intentos de integrar IA en dispositivos, como las gafas inteligentes de Meta o los accesorios de Samsung, muestran la carrera de las empresas por liderar este mercado emergente.
Con la incorporación de Bee, Amazon no solo amplía su oferta tecnológica, sino que también busca hacer la inteligencia artificial más accesible al público general, a pesar de las preocupaciones éticas y de privacidad que esto conlleva.