
Apple ha logrado un avance significativo en seguridad con iOS 18, dejando al FBI y a empresas como Cellebrite incapaces de hackear iPhones con esta actualización. Cellebrite, conocida por ayudar al FBI a desbloquear dispositivos, ha admitido que su software no puede acceder a los iPhones actualizados a iOS 18.1 y posteriores. Esta situación marca un cambio notable en la dinámica de seguridad, donde Apple ahora lleva una ventaja de casi un año sobre las herramientas de desbloqueo más avanzadas.
El FBI a menudo necesita acceder a iPhones en casos críticos, y ha dependido históricamente de empresas como Cellebrite para ello. Sin embargo, la última versión de iOS ha introducido nuevas defensas, como un reinicio automático cada 72 horas de inactividad, que fortalece la protección del dispositivo. Esta mejora de seguridad ha convertido a los iPhones en fortalezas virtuales, complicando los esfuerzos forenses para acceder a la información en ellos.
Este avance de Apple es el resultado de un prolongado juego del «gato y el ratón» con Cellebrite, donde cada nueva actualización de iOS ha implicado mejoras en seguridad. Apple ha mantenido su compromiso con la privacidad del usuario, resistiéndose a las demandas del FBI para crear puertas traseras en sus dispositivos.
En paralelo, Apple ha tenido enfrentamientos legales con empresas como Corellium, que desarrolló tecnologías para virtualizar iPhones y facilitar la búsqueda de vulnerabilidades. Aunque Apple intentó destruir Corellium, finalmente la empresa fue adquirida por Cellebrite, que busca con esta adquisición acelerar sus esfuerzos para contrarrestar las medidas de seguridad de Apple.
A día de hoy, el 82% de los iPhones tienen iOS 18, lo que supone un desafío significativo para las herramientas de desbloqueo existentes. Aunque empresas como Cellebrite continúan trabajando para superar estas barreras, Apple sigue adelante con nuevas versiones de iOS, manteniendo su liderazgo en seguridad y privacidad.