
Un estudio de Imdea Networks y la Universidad Carlos III revela cómo miles de aplicaciones utilizan el acceso al Bluetooth y WiFi de nuestros móviles para rastrear ubicaciones de manera precisa, incluso en interiores, sin necesidad de GPS. Este rastreo permite a las apps saber dónde estamos en un edificio, como en un supermercado o un parque de atracciones, y ofrecer servicios basados en esa información.
El problema principal radica en los SDK (Software Development Kits), herramientas utilizadas por desarrolladores para integrar funcionalidades en sus apps. Sin embargo, muchos de estos SDK también escanean redes WiFi y señales Bluetooth, permitiendo a las aplicaciones obtener datos de ubicación sin el consentimiento explícito del usuario. Se identificaron 52 SDKs en casi 10.000 apps, acumulando 55.000 millones de instalaciones, y el 86% de estas apps asocian la ubicación con información personal, como el ID publicitario del dispositivo.
El uso de esta tecnología no solo ofrece publicidad dirigida basada en ubicaciones recientes, sino que también puede perfilar a los usuarios según sus hábitos y movimientos, lo que plantea serios riesgos de privacidad. Los investigadores advierten que estos datos podrían venderse o utilizarse para vigilancia, y resaltan la necesidad de ser conscientes del poder que concedemos al aceptar permisos de Bluetooth y WiFi sin pensar en las posibles consecuencias.