Durante una semana, probé usar solo el Apple Watch LTE en lugar del iPhone para entender hasta qué punto puedo depender de este dispositivo. Inicialmente, sentí que me faltaba algo esencial, pero el reloj ofrece notificaciones, llamadas, mensajes, música, mapas y pagos.
El experimento surgió ante rumores sobre un posible reemplazo del smartphone por dispositivos de inteligencia artificial. Aunque el Apple Watch ha evolucionado a una herramienta más autónoma, aún hay limitaciones.
El primer día fue problemático: al hacer la compra en el supermercado, la mala cobertura impidió sincronizar la lista de Recordatorios, dejándome sin acceso a lo que necesitaba comprar. Esto demostró que, aunque el reloj tiene LTE, depende mucho de una conexión estable y de tener tareas previamente sincronizadas.
En paseos cortos, el Apple Watch funcionó bien. Escuché música y podcasts y respondí mensajes sin distracciones, algo que no lograba con el iPhone, ya que solía caer en la tentación de revisar redes sociales. En reuniones con amigos, el reloj evitó que me distrajera, permitiéndome disfrutar más del momento.
Sin embargo, el Apple Watch no puede sustituir completamente al iPhone. Algunas tareas no son cómodas en su pantalla pequeña, como leer correos extensos. Además, el uso intensivo con LTE y música reduce significativamente la duración de la batería.
Aunque el Apple Watch LTE ofrece una experiencia positiva, especialmente para momentos de desconexión, todavía no puede reemplazar al iPhone en todas las situaciones. Sin embargo, este experimento me ha demostrado que, en ocasiones, puedo dejar el iPhone en casa sin preocupaciones, salvo cuando se requiere una conexión más confiable.