
Tras un año sin suscripciones de streaming, el regreso a plataformas como Netflix, HBO Max, Disney+ y Prime Video revela un cambio significativo: la presencia de anuncios en los planes más económicos y una calidad de imagen limitada. La experiencia sin publicidad, antes común, ahora requiere pagar más, sumando costes al ya elevado precio de las suscripciones.
Además, se observa una tendencia hacia la reduflación: menos calidad por un precio mayor. Plataformas que antes ofrecían 4K, HDR y Dolby Atmos sin costo adicional ahora limitan estas características a planes más caros. Este ajuste se suma al fin del compartimiento de cuentas, endureciendo las condiciones para los usuarios. El panorama del streaming ha cambiado, volviéndose más restrictivo y costoso.