El uso del Google Pixel y del sistema operativo GrapheneOS ha sido vinculado a actividades delictivas por parte de las autoridades en España, según informes recientes. La controversia gira en torno a las declaraciones de un responsable policial anónimo que sugiere que quienes usan estos dispositivos podrían estar implicados en delitos, debido a su capacidad para proteger la privacidad de manera excepcional.
El Google Pixel se ha vuelto popular entre redes criminales gracias a su compatibilidad con GrapheneOS, un sistema operativo conocido por su enfoque en la privacidad y la seguridad del usuario. GrapheneOS permite un control total del dispositivo, dificultando el rastreo y la vigilancia. Es desarrollado por un grupo independiente y no está vinculado a Google, lo que refuerza su atractivo para quienes buscan evitar la vigilancia masiva.
GrapheneOS destaca por funcionalidades avanzadas como el sandboxing, que aísla aplicaciones, y el control granular de permisos, que permite al usuario decidir qué sensores y funciones pueden usar las aplicaciones. También evita el rastreo preinstalado, no almacena metadatos en imágenes y cuenta con protecciones contra exploits. Además, ofrece una eliminación segura de datos tras varios intentos fallidos de desbloqueo, protegiendo la información incluso en caso de confiscación del dispositivo.
Las fuerzas del orden han expresado su frustración ante la pérdida de efectividad de las escuchas tradicionales debido a este tipo de tecnologías, recurriendo a medidas más intrusivas como troyanos judicialmente autorizados para acceder a los dispositivos sospechosos.
En respuesta a la polémica, el equipo de GrapheneOS ha defendido su proyecto alegando que su objetivo no es proteger a delincuentes, sino ofrecer una alternativa tecnológica frente a la vigilancia masiva. Critican las declaraciones que los asocian con actividades criminales y subrayan su misión de salvaguardar la privacidad de los ciudadanos.