Melilla lleva once días bajo un bloqueo informático debido a un ciberataque que ha paralizado sus sistemas. Los atacantes, identificados como el grupo hacker Quilin, vinculado a Rusia, exigen un rescate de 1,8 millones de euros para liberar más de 4 terabytes de datos secuestrados. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) está trabajando para recuperar la información, aunque los avances han sido limitados.
El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, se muestra «moderadamente optimista» y espera que los sistemas puedan volver a la normalidad pronto. Sin embargo, la web de trámites oficiales sigue inoperativa. El ataque se produjo tras un fallo humano de un trabajador que se conectó a los sistemas desde fuera de la ciudad.
El ciberataque ha afectado a 90 de los 100 servidores críticos de Melilla, y ha causado problemas a 1.200 empleados públicos, quienes enfrentan dificultades para cobrar sus nóminas y trabajar con normalidad. Pese a la presión, las autoridades de Melilla han decidido no ceder a las demandas de los atacantes, conscientes de que el pago podría desencadenar nuevos ataques, como ocurre en el 78% de los casos de ransomware.
El presidente Imbroda destacó que los ciberdelincuentes «han pinchado en hueso» y mantiene la esperanza de que el sistema se recupere casi al 100% para finales de semana. Mientras tanto, Quilin ha presumido de haber destruido la infraestructura administrativa y de red de la ciudad. Las autoridades continúan trabajando en la resolución de este grave incidente que ha dejado a la ciudad autónoma sumida en una crisis tecnológica sin precedentes.
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