La empresa de inteligencia artificial Anthropic ha sido objeto de controversia tras desvelarse que compró y destruyó millones de libros físicos para entrenar a su IA, Claude. Esta acción fue parte de una estrategia para evitar problemas legales con derechos de autor, usando libros comprados legalmente al contrario de versiones digitalizadas sin licencia que previamente había adquirido.
El proceso implicó cortar los libros de sus encuadernaciones, escanearlos y luego destruirlos, permitiendo a Anthropic conservar los archivos digitales para entrenar su modelo de IA. Esta práctica, aunque inusual por la magnitud de libros involucrados, fue considerada legal en el juicio ya que los libros fueron adquiridos legítimamente.
El caso ha sentado un precedente importante en la industria de la IA al determinar que, si bien Anthropic fue culpable por el uso previo de copias pirateadas, el escaneo de libros comprados de manera legal es válido. La sentencia subraya la necesidad de la industria de textos de alta calidad para mejorar los modelos de lenguaje de las IA.
La contratación de Tom Turvey, exdirector de Google Books, fue clave en este proceso, replicando el enfoque de digitalización de Google que también enfrentó impugnaciones legales en su momento. La decisión judicial destaca la complejidad y las implicaciones legales del uso de textos protegidos por derechos de autor en el desarrollo de inteligencia artificial.
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