Emma Webster, artista de Los Ángeles, fue víctima de una sofisticada estafa cuando creyó haber vendido una de sus pinturas a Lady Gaga. Todo comenzó en 2022 cuando Webster recibió un correo supuestamente de la cantante, mostrando interés en su obra «Happy Valley». La oferta incluía un descuento solicitado por ser «una clienta especial». Aunque Webster pidió una verificación de identidad, una foto sustraída de redes sociales bastó para cerrar la venta.
Durante el proceso, Webster recibió solicitudes inusuales, como mantener la confidencialidad y omitir el nombre de Gaga en la recolección de la obra. Además, el albarán del transportista carecía de información clave y el trato se condujo exclusivamente por correo electrónico, sin contratos ni intermediarios, lo cual debería haber levantado sospechas.
Dos años después, la obra apareció en una publicación de Christie’s Hong Kong, lo que llevó a Webster a descubrir la verdad: Lady Gaga nunca había comprado la pintura. El supuesto comprador era un impostor y la transacción fue un engaño. La obra había llegado a Christie’s a través de un galerista hongkonés y un asesor de arte de Los Ángeles, quienes negaron cualquier implicación en el fraude.
Webster contactó a los representantes de Lady Gaga, quienes confirmaron la suplantación. La casa de subastas retiró la obra de la venta y, amparándose en su papel neutral, se negó a devolverla a Webster hasta que se resuelva la disputa legalmente. La artista ha puesto el caso en manos del FBI.