La icónica pantalla azul de error de Windows, conocida como BSOD, cambiará a negro en la próxima actualización de Windows 11, prevista para finales de verano. Este cambio de color viene acompañado de un rediseño que elimina la carita triste y el código QR, sustituyéndolos por información técnica sobre el error, facilitando así su diagnóstico sin necesidad de dispositivos externos.
Este movimiento sigue a un incidente de 2022 donde un fallo de seguridad masivo, causado por una actualización de CrowdStrike, puso de manifiesto la vulnerabilidad del sistema ante errores de software de terceros. Aunque Microsoft no fue directamente responsable, la situación evidenció la necesidad de mejorar la gestión de errores.
Además, Microsoft ha introducido nuevas directrices de desarrollo que exigen el uso del sistema de anillos de implementación para las actualizaciones. Este enfoque permite detectar problemas antes de afectar a todos los usuarios, evitando situaciones caóticas como la del año pasado y aumentando la seguridad del sistema operativo.
Con estas medidas, Microsoft busca reforzar la confianza en Windows 11, protegiendo a sus usuarios de errores catastróficos y mejorando la respuesta a fallos del sistema. La transición a la «pantalla negra de la muerte» es un paso más en la evolución del sistema operativo hacia una mayor robustez y seguridad.