Microsoft ha anunciado que extenderá el soporte de seguridad para Windows 10 un año más, con la condición de que los usuarios inicien sesión con una cuenta de Microsoft o paguen 30 dólares. Paralelamente, promueve Windows 11 como más rápido y eficiente, afirmando que es hasta 2,3 veces más rápido que Windows 10. Sin embargo, estas afirmaciones carecen de rigor, ya que las pruebas comparan hardware de distintas generaciones, favoreciendo a Windows 11.
La comparación se basa en pruebas de rendimiento realizadas con Geekbench 6 Multi-Core. Windows 11 se probó en dispositivos con procesadores Intel de 12ª y 13ª generación, mientras que Windows 10 se evaluó con chips de generaciones anteriores. Esto no es una comparación justa, ya que no se evalúan las mismas condiciones de hardware ni se especifican otros factores como la cantidad de RAM o almacenamiento.
Microsoft también asegura que los dispositivos con Windows 11 tienen 2,7 horas más de autonomía que los que usan Windows 10. Sin embargo, esta afirmación también es cuestionable, ya que se basa en comparaciones entre ordenadores con diferentes procesadores y sin especificar la capacidad de las baterías.
La estrategia de Microsoft es clara: incentivar a los usuarios a actualizar a Windows 11. Pero lo hace sin ofrecer comparaciones justas entre sistemas operativos en igualdad de condiciones, lo cual es más una táctica de marketing que una demostración técnica precisa. Mientras tanto, los usuarios de Windows 10 tienen hasta octubre de 2026 para seguir recibiendo parches de seguridad, aunque deberán elegir entre usar una cuenta de Microsoft o pagar por el soporte extendido. Microsoft continuará promoviendo Windows 11, incluso si eso implica presentar datos que podrían ser engañosos.