Samsung ha decidido reducir la producción de su reciente Galaxy S25 Edge, lanzado hace un mes como su primer modelo ultradelgado. Pese a su innovador diseño, las ventas han sido menores a las esperadas, influenciadas también por su alto precio, que ronda los 1.200 euros. Esta situación ha llevado a la compañía surcoreana a reorientar sus esfuerzos hacia sus próximos modelos de teléfonos plegables, los Galaxy Z Fold7 y Galaxy Z Flip7, cuya producción aumentará a 930.000 unidades. El cambio de estrategia responde también a la posible implementación de aranceles en EE.UU., lo que ha acelerado la planificación de Samsung para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado. A pesar de la innovación que representa el Galaxy S25 Edge, parece que la apuesta de Samsung no ha tenido el éxito esperado inicialmente, al menos por ahora.